Eterno Retorno

Tuesday, March 22, 2016

¿Cuáles son los pensamientos de un hombre mientras se forra el cuerpo con los explosivos que hará estallar en un aeropuerto? ¿Qué carajos pasa por la cabeza de un ser humano mientras se encamina a una estación del metro a despedazar a un montón de inocentes a los que no conoce y a los que odia por el solo hecho de no profesar su fe? Supongo que la adrenalina y la tensión deben ser extremas, pero algo me hace creer que en los momentos decisivos el terrorista suicida piensa en su dios y se encomienda a él. Después de todo, es por su dios por el que ha decidido convertirse él mismo en un altar de sacrificios e inmolar a todos esos apóstatas que tienen la osadía de no temer a Alá. Aquello será el infierno en la Tierra. Habrá sangre, fuego, miembros mutilados, terror sin límite. El mártir de la guerra santa se siente beatificado. A su dios le regocija tanto el sufrimiento. Alá ha vuelto a ser ofrendado con la sangre de los impíos. Crucemos ahora el Atlántico y vayamos a Norteamérica. ¿Qué encontramos? Mira, ahí está Donald Trump jurando sobre una Biblia y cosechando el voto de los cristianos renacidos. Cerca de ahí, Ted Cruz escupe su perorata de pastor evangélico. Los republicanos lo saben muy bien: el voto bíblico es el que hace la diferencia y te lleva a la Casa Blanca. En el país que rige el destino de la economía mundial, la candidatura presidencial es decidida por seres que aborrecen a Darwin, que definen al sida como un castigo de dios contra los homosexuales, que legitiman la violencia contra los niños y aman portar armas hasta en la iglesia. Los atentados de Bruselas les vienen de maravilla, pues ahora volverán a blindarse en sus biblias y hablarán de muros, guerras preventivas y libertad para que los pequeños de kínder porten ametralladoras. God Bless América. Ayer por la tarde lo comentaba con mi madre: el mundo retrocede y se arroja a un abismo de oscurantismo. La historia no es lineal y progresiva como planteaba el positivismo, sino circular y regresiva, un mórbido mito del eterno retorno. Lo pienso mientras camino al Oxxo y veo a los testigos de Jehová que han llegado puntualitos como cada mañana a hablarme del infierno y la inminencia del Armagedón, mientras una cartelera panorámica anuncia la llegada de dos teleevangelistas a Rosarito y en el periódico veo una foto de Norberto Rivera abrazado con Salinas de Gortari. Abro el Facebook y mil y un posts me piden un amén y me hablan del amor de Cristo mientras el dios de Donald Trump y el dios de Estado Islámico se preparan para la batalla. El cruel dios del Antiguo Testamento se engalana para su fiesta. ¿Aún no les queda claro? El error es dios, la peste es dios, la bacteria es dios, el enemigo es dios. Solo un mundo ateo y deicida podrá aspirar a ser un mundo libre. DSB