Una historia yace ahí, oculta en las profundidades, dando señales de su presencia, como un río subterráneo que fluye en silencio, como una mina oculta cuya existencia es solo un presagio. Una historia que se insinúa, primero tímida, apenas casual, para después tomarte por asalto, agarrarte del cuello y las patas zarandeándote sin piedad. Una historia que tiene apuro por ser narrada. Una historia que no soporta un “espérame tantito a ver si mañana tengo tiempo e inspiración”. Una historia grosera e irreverente que no se va a tocar el corazón para espetarte: “a ver hijo de tu puta madre, aquí estoy, soy una historia y tú vas a narrarme, quieras o no. Aquí no hay alternativa. Soy una historia y exijo ser contada’’.
Aquí no hay de dos sopas. Agua y ajo. He de contar esa historia, aunque me espine la mano.
Monday, December 17, 2012
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