Mi Patria es una Biblioteca 3)- Boedo o Florida, Menotti o Bilardo, Campo o ciudad, Buenos Aires o provincia, tango o chacarera, Europa o América, Boca o River; en Argentina todo parece condenado a dualidades en conflicto, pero quienes traten de encerrar a Ricardo Piglia en la jaula de un estilo (o peor aún, de una escuela o grupúsculo) van a enfrentarse a más de un dilema ¿Es Boedo o es Florida? ¿Es hijo de Borges o de Arlt? ¿O es Piglia la materialización contemporánea de esa leyenda surrealista llamada Macedonio Fernández? Con Piglia uno siempre tiene la sospecha de estar siendo víctima de las bromas y las jugarretas de un narrador que acaso se divierta como enano. Con el de Adrogué sobran los símbolos y los guiños, los monitos ocultos en disimuladas cajitas de sorpresas que irremediablemente nos remiten a páginas o personajes de esa tradición nacida en la gran broma de Boedo y Florida. Ricardo Piglia es, en cada uno de sus textos, como un pez mojado resbalando en las manos de quien intenta definirlo o encasillarlo en un género. Aceptar el reto de sumergirse en la obra de Ricardo Piglia, requiere estar preparado para descifrar claves, armar rompecabezas e ir corriendo tras personajes cuya primera impresión en el lector siempre es engañosa. Sólo se me ocurre decir que sería como tratar de explicar la convergencia de varias dimensiones o realidades acaso invisibles entre sí, en un mismo espacio. Si tuviera que elegir uno solo, me quedaba con ese. Respiración Artificial es el más emblemático. Recomiendo mucho el ensayo híbrido El último lector o el más reciente, Blanco Nocturno.
Thursday, April 05, 2012
Mi Patria es una Biblioteca 3)- Boedo o Florida, Menotti o Bilardo, Campo o ciudad, Buenos Aires o provincia, tango o chacarera, Europa o América, Boca o River; en Argentina todo parece condenado a dualidades en conflicto, pero quienes traten de encerrar a Ricardo Piglia en la jaula de un estilo (o peor aún, de una escuela o grupúsculo) van a enfrentarse a más de un dilema ¿Es Boedo o es Florida? ¿Es hijo de Borges o de Arlt? ¿O es Piglia la materialización contemporánea de esa leyenda surrealista llamada Macedonio Fernández? Con Piglia uno siempre tiene la sospecha de estar siendo víctima de las bromas y las jugarretas de un narrador que acaso se divierta como enano. Con el de Adrogué sobran los símbolos y los guiños, los monitos ocultos en disimuladas cajitas de sorpresas que irremediablemente nos remiten a páginas o personajes de esa tradición nacida en la gran broma de Boedo y Florida. Ricardo Piglia es, en cada uno de sus textos, como un pez mojado resbalando en las manos de quien intenta definirlo o encasillarlo en un género. Aceptar el reto de sumergirse en la obra de Ricardo Piglia, requiere estar preparado para descifrar claves, armar rompecabezas e ir corriendo tras personajes cuya primera impresión en el lector siempre es engañosa. Sólo se me ocurre decir que sería como tratar de explicar la convergencia de varias dimensiones o realidades acaso invisibles entre sí, en un mismo espacio. Si tuviera que elegir uno solo, me quedaba con ese. Respiración Artificial es el más emblemático. Recomiendo mucho el ensayo híbrido El último lector o el más reciente, Blanco Nocturno.
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