Eterno Retorno

Monday, September 05, 2011


Siempre hay una guerra para poner a prueba en el campo de batalla real el funcionamiento de las nuevas armas. Los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 han sido hasta ahora el gran hecho histórico del nuevo Milenio, el momento que tuvo al planeta en vilo y cuyas secuelas siguen condicionado la geopolítica. En 2001 internet ya estaba consolidado como una herramienta de uso popular y sin embargo, la red no estuvo a la altura de un acontecimiento del tamaño del 11 de septiembre. Ese día, la televisión ganó el partido por goleada e internet mostró sus limitantes. Claro, una década en materia de tecnología digital es el equivalente a un siglo y el internet de 2001, aunque masificado, era una herramienta considerablemente más primitiva. Los sitios de los principales diarios y cadenas informativas no pudieron soportar el tráfico y se cayeron. Las páginas de los principales diarios en México aún no subían videos y la cobertura que se le dio al hecho, fue más bien complementaria. Internet fue un satélite girando alrededor del gran Sol de la televisión. Con los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid y los posteriores atentados de Londres, internet dio una prueba de su poderío.

Cuando una noticia bomba sacudía los cimientos de la opinión pública, en Frontera nos poníamos las pilas para sacar una edición especial de mediodía que solía venderse como pan caliente. Nuestra página de internet aún no estaba madura y en lugar de arrojar toda la carne al asador de nuestra edición en línea, concentrábamos nuestros esfuerzos en sacar una apuradísima impresión el mismo día, apenas cuatro o seis páginas con una portada bombástica que reflejara el enorme impacto del hecho. El 11 de septiembre de 2001, Frontera sacó una edición especial con la enorme foto de las Torres Gemelas cayendo. También hubo ediciones especiales el 2 de julio de 2000, cuando Vicente Fox ganó las elecciones presidenciales y el 9 de marzo de 2002, cuando el capo Benjamín Arellano Félix fue capturado. Internet no era todavía una gran alternativa para captar lectores y el negocio de Frontera era anticiparse con una edición sorpresiva...