Eterno Retorno

Friday, March 04, 2011



Por una u otra razón, a lo largo de la historia, desde el virreinato hasta nuestros días, siempre ha habido en este país alguna autoridad, civil, eclesiástica o judicial, que ha hecho todo lo posible para que un libro no sea leído o una película no sea proyectada. La historia de la censura en México tiene muchas y muy vergonzosas páginas. Ayer mismo veía La Sombra de Caudillo, la película maldita del cine mexicano, en donde por cierto Tomás Perrín, padre de uno de los creativos de Tijuana Innovadora, tiene un papel estelar. La Sombra del Caudillo, basada en la novela de Martín Luis Guzmán, fue un film que estuvo más de treinta años vetado por la Secretaría de Gobernación, que decidió unilateralmente que los mexicanos no teníamos derecho a ver esa película, por presentar una versión políticamente incorrecta de los líderes del nacionalismo revolucionario que dio origen al PRI. Ahora, en pleno 2011, la polémica se enciende por la orden judicial de suspender la proyección del documental Presunto Culpable, luego de que una de las personas entrevistadas en el reportaje promoviera un amparo. Independientemente de las verdaderas razones que hayan motivado la promoción del amparo y de lo que haya detrás de este veto, hay que decir que en este momento la censura, lejos de perjudicar al documental, lo beneficia inmensamente. En los tiempos en que la Secretaría de Gobernación prohibió la Sombra del Caudillo, bastaba el veto de Bucareli para lograr que nadie en México pudiera ver una película. En cambio en 2011, lo que este desafortunado amparo provocará será que ahora, hasta los que eran indiferentes y no tenían interés en ver la película o siquiera conocimiento de su existencia, querrán verla y sin duda la podrán ver, pues en la era del internet y la piratería cualquiera puede ver el film que se proponga. Censurar nunca había sido tan absurdo. Pero independientemente de que podamos o no podamos ver Presunto Culpable, la verdadera pregunta es por qué alguien querría evitar que esta película sea proyectada y qué podemos hacer desde nuestras respectivas trincheras ciudadanas, para ayudar a cambiar de raíz el sistema de justicia en México y evitar que cientos de inocentes, cuya historia nunca será rescatada por un cineasta, sigan sufriendo en las cárceles.