Eterno Retorno

Sunday, April 04, 2010


Los Mitos del Bicentenario versión audiovisual lleva seis diferentes videos que se han estado trasmitiendo de manera aleatoria y constante en Síntesis TV. La próxima semana debo grabar por lo menos tres más. Bienvenidas sugerencias. Por lo pronto, les dejo aquí el video número seis sobre Agustín de Iturbide http://www.youtube.com/watch?v=f0j2d9Hx4JA y el número cinco, dedicado a Zapata. http://www.youtube.com/watch?v=nn1eaccsdLg


Hace un año estaba en China y en un trayecto carretero entre Kunshan y Nanjing me enteré de la inminencia de la llegada de Iker. En aquel entonces era sólo una promesa, una intuición, un sueño. Hoy, sus casi ocho kilitos, su voz que intenta comunicarte algo a cada momento y su cuerpo que ya no cabe en la bañera aportan su dosis de realidad a un sueño del que no he despertado del todo. Sí, a veces no me la creo todavía. Supongo que todos los padres se enamoran de sus hijos, pero creo que aún en el amor hay dosis de objetividad. Pues bien; apelando a esa visión objetiva, no creo ser un papá cuervo si afirmo que Iker es simplemente hermoso, por encima de nuestro mejor sueño. Sin duda lo mejor que hemos hecho en nuestras vidas.


Marzo transcurrió largo e intenso, profundamente irreal. El mes del espejismo, de la alucinación workaholica, de la ficción Homo Videns. Marzo, el mes de la pantalla y los mil y un futuros posibles. ¿Sobredosis de TV? Si no escribí demasiado aquí no fue, se los juro, por dormir la mona o algo parecido. La Semana Santa irrumpió como un oasis de falsa quietud. El jueves, por primera vez en mucho tiempo, no crucé la puerta de casa, no tuve algo extra urgente que concretar y me sentí infinitamente extraño. Sí, lo admito, temo al aterrizaje forzoso que abril puede traer consigo, el conjurado down to earth, el despertar de un alucinaje nacido imposible.


Los libros sirven, entre otras cosas, para amueblar paisajes. En los libros busco calles, ciudades, atmósferas. Al leer busco viajar. No me gustan los libros sin geografía. La lectura de los días santos fue Oscura Monótona Sangre de Sergio Olguín. Lo leí en un par de días o en día y medio. De Olguín ya había leído Lanús, que compré hace año y medio en Parque Rivadavia, pero este sin duda lo supera. Un recorrido por Buenos Aires marginal, por una cartografía que por momentos me parece estar palpando. Avenida Alcorta, Pueyrredón, Puerto Madero, los cartoneros en la noche, los porteros en los edificios de Recoleta. La psicología del personaje es lo mejor. Me recuerda en algo al Camargo del Vuelo de la Reina de Tomás Eloy Martínez si bien la referencia obvia tendría que ser Lolita de Nabokov versión marginal y oscura, aunque la obsesión es casi idéntica. Las débiles fronteras que nos separan de la pobreza, la frágil línea que nos aleja de la demencia absoluta, el corral de papel donde yace nuestra bestia interior.



Hace once años, cuando decidí venir a vivir a Tijuana, la familia y los amigos en Monterrey me advertían con horror sobre los peligros de venir a habitar un lugar tan inseguro. Hoy día, puedo afirmar que me siento mucho más seguro en Tijuana. Monterrey es el Infierno mismo materializado en ciudad con disfraz de pujante. Pésimo clima, gente cagante y ahora aparte insegura. Cuando pienso que hubo un baño de sangre en la esquina de Petrarca y Anillo, un sitio por el que caminé despreocupado a lo largo de siete años. Sí, a veces, pero sólo a veces extraño un poco esa dosis de primermundismo, esa cultura de trabajo, la visión de los atardeceres en las montañas y claro, esos sabaditos futboleros, pero caray, sostengo que Tijuana es simplemente un mejor lugar para vivir que Monterrey.