Lluvia en puerta
Miro por la ventana: Cielo negro. Amenaza de tormenta feroz en Tijuana. Los pronósticos meteorológicos no parecen andar errados esta vez. Habrá que correr a casa antes de que la lluvia nos agarre en carretera. Y es que en Tijuana basta un chipi chipi para sufrir los estragos del Diluvio Universal. Será mejor que vaya construyendo mi arca.
Semana inglesa
Soy estúpidamente biorítmico, chapado al compás de la semana inglesa. Apolíneo entre semana, dionisiaco el fin. A veces odio ser tan estúpidamente cíclico. De lunes a jueves soy un espartano que no gasta, no bebe y no come otra cosa que lechugas, espinacas y cereales. Pero la llegada del viernes anuncia el descorche de las reservas de la cava y el inminente rompimiento de la dieta. Cuaresma y carnaval. Calorías incendiadas en el gimnasio entre semana son recuperadas al triple con la llegada del descanso. Apolo y Dionisio intentan firmar armisticios, pero la paz no suele ser fructífera. La difícil negociación comienza el domingo en la noche, cuando Dionisio, cabizbajo, debe abandonar la cancha, aunque nunca se resigna del todo. Tal por ello padezco de insomnio incurable esa noche.
Cumpleaños
Cumplió años mi madre. Sólo una vez se cumplen 50. Me alegra mucho saber que la serenata retumbó en al píe del Cerro de las Mitras y que esta tarde la espera una gran fiesta. Hoy me duele mucho estar a casi 3 mil kilómetros de distancia de ella. El teléfono nunca han sido mi aliado y la bocina nunca ha sido buena para dar abrazos.
Light
Me he convertido en un ser moderado, justamente yo que tanto odiaba la moderación. Vaya, siempre dije que me sería más fácil transformarme en un radical abstemio, un anacoreta que de golpe y porrazo exilia al placer de su vida. Pero no. Poco a poco me voy transformando en un hombre light, de no más de tres copas, que teme comer en exceso, que no se entrega a los brazos de Dionisio porque Apolo le muestra por adelantado la factura que pasará la cruda. Un hombre que se mide, que ya no vomita todo lo que piensa y evita discusiones estériles. Una versión muy suave de mi mismo en definitiva. Carajo, con decirles que hace poco, por primera vez en mi vida, bebí una cerveza sin alcohol, yo que tanto abominaba de semejante idea. ¿Y saben qué es lo peor? Que la idea me pareció buena. Beber es sólo una compulsión. El único trago que disfrutas por su sabor y efecto es el primero y tal vez el segundo. Después sólo necesitas tener algo frío en la mano y llevártelo a la boca mientras conversas. Complejos de etapa oral diría Freud.
Línea de sombra
Las cercanías de la Primavera son una zona peligrosa en mi existencia. Algo así como rondar en la Línea de Sombra de Joseph Conrad. En las cercanías de la Primavera suelo consumar rompimientos. Ha sido en marzo cuando he cortado de tajo mi relación con más de una institución. Febrero con sus vientos trae semillas de furia e inconformidad. Las semillas se incuban en mi alma. Puedo sentir como va creciendo poco a poco la platita del coraje hasta que un día, de repente, así de la nada, brota algo así como un árbol carnívoro que acaba con todo a su paso y revienta. Veremos si de algo me sirve eso que se supone adquieres con los años y se llama madurez. En parte me gusta sentirme inconforme, pues la inconformidad es la gasolina de la existencia. Pero también se que esa inconformidad a menudo me lleva a hacer que los monstruos se coman el sueño de la razón. Ojalá la bestia humana no haga de las suyas. Lo único absolutamente cierto es que ya no quiero estar aquí. Por fortuna hay puertas abiertas para mí en más de un sitio. Por desgracia ninguna puerta parece ser lo suficientemente atractiva como para mandar todo al carajo de una buena vez por todas. Si esto fuera el draft y yo un jugador de futbol, digamos que me he puesto la etiqueta de transferible.
Miro por la ventana: Cielo negro. Amenaza de tormenta feroz en Tijuana. Los pronósticos meteorológicos no parecen andar errados esta vez. Habrá que correr a casa antes de que la lluvia nos agarre en carretera. Y es que en Tijuana basta un chipi chipi para sufrir los estragos del Diluvio Universal. Será mejor que vaya construyendo mi arca.
Semana inglesa
Soy estúpidamente biorítmico, chapado al compás de la semana inglesa. Apolíneo entre semana, dionisiaco el fin. A veces odio ser tan estúpidamente cíclico. De lunes a jueves soy un espartano que no gasta, no bebe y no come otra cosa que lechugas, espinacas y cereales. Pero la llegada del viernes anuncia el descorche de las reservas de la cava y el inminente rompimiento de la dieta. Cuaresma y carnaval. Calorías incendiadas en el gimnasio entre semana son recuperadas al triple con la llegada del descanso. Apolo y Dionisio intentan firmar armisticios, pero la paz no suele ser fructífera. La difícil negociación comienza el domingo en la noche, cuando Dionisio, cabizbajo, debe abandonar la cancha, aunque nunca se resigna del todo. Tal por ello padezco de insomnio incurable esa noche.
Cumpleaños
Cumplió años mi madre. Sólo una vez se cumplen 50. Me alegra mucho saber que la serenata retumbó en al píe del Cerro de las Mitras y que esta tarde la espera una gran fiesta. Hoy me duele mucho estar a casi 3 mil kilómetros de distancia de ella. El teléfono nunca han sido mi aliado y la bocina nunca ha sido buena para dar abrazos.
Light
Me he convertido en un ser moderado, justamente yo que tanto odiaba la moderación. Vaya, siempre dije que me sería más fácil transformarme en un radical abstemio, un anacoreta que de golpe y porrazo exilia al placer de su vida. Pero no. Poco a poco me voy transformando en un hombre light, de no más de tres copas, que teme comer en exceso, que no se entrega a los brazos de Dionisio porque Apolo le muestra por adelantado la factura que pasará la cruda. Un hombre que se mide, que ya no vomita todo lo que piensa y evita discusiones estériles. Una versión muy suave de mi mismo en definitiva. Carajo, con decirles que hace poco, por primera vez en mi vida, bebí una cerveza sin alcohol, yo que tanto abominaba de semejante idea. ¿Y saben qué es lo peor? Que la idea me pareció buena. Beber es sólo una compulsión. El único trago que disfrutas por su sabor y efecto es el primero y tal vez el segundo. Después sólo necesitas tener algo frío en la mano y llevártelo a la boca mientras conversas. Complejos de etapa oral diría Freud.
Línea de sombra
Las cercanías de la Primavera son una zona peligrosa en mi existencia. Algo así como rondar en la Línea de Sombra de Joseph Conrad. En las cercanías de la Primavera suelo consumar rompimientos. Ha sido en marzo cuando he cortado de tajo mi relación con más de una institución. Febrero con sus vientos trae semillas de furia e inconformidad. Las semillas se incuban en mi alma. Puedo sentir como va creciendo poco a poco la platita del coraje hasta que un día, de repente, así de la nada, brota algo así como un árbol carnívoro que acaba con todo a su paso y revienta. Veremos si de algo me sirve eso que se supone adquieres con los años y se llama madurez. En parte me gusta sentirme inconforme, pues la inconformidad es la gasolina de la existencia. Pero también se que esa inconformidad a menudo me lleva a hacer que los monstruos se coman el sueño de la razón. Ojalá la bestia humana no haga de las suyas. Lo único absolutamente cierto es que ya no quiero estar aquí. Por fortuna hay puertas abiertas para mí en más de un sitio. Por desgracia ninguna puerta parece ser lo suficientemente atractiva como para mandar todo al carajo de una buena vez por todas. Si esto fuera el draft y yo un jugador de futbol, digamos que me he puesto la etiqueta de transferible.