Apolo y Dionisio
El origen de la tragedia, (O El nacimiento de la tragedia según algunos traductores) fue la primera obra de Nietzsche y en ella encontramos todavía una fuerte carga filológica de la que el buen Federico se fue desembarazando poco a poco con el transcurrir de los años.
En El origen de la tragedia, Nietzsche diserta en torno a la naturaleza de lo apolíneo y lo dionisiaco e incluso se permite enumerar las ciencias y las artes que le son propias a cada una de estas deidades.
Lo apolíneo, dice Nietzsche, está ante todo guiado por una estricta racionalidad y obedece a procesos lógicos del pensamiento. Lo dionisiaco en cambio, es algo que emerge de las profundidades del ser y para lo cual requiere el hombre echar mano de algo más que su racional naturaleza. A Dionisio, después de todo, le gusta ponerle trampas al animal racional. En mayor o menor medida, Apolo y Dionisio conviven en cada ser y descarto la posibilidad de dominios absolutos, si bien en algunos casos la presencia de una de estas deidades es apenas perceptible frente al abrumador dominio de la otra.
El origen de la tragedia, (O El nacimiento de la tragedia según algunos traductores) fue la primera obra de Nietzsche y en ella encontramos todavía una fuerte carga filológica de la que el buen Federico se fue desembarazando poco a poco con el transcurrir de los años.
En El origen de la tragedia, Nietzsche diserta en torno a la naturaleza de lo apolíneo y lo dionisiaco e incluso se permite enumerar las ciencias y las artes que le son propias a cada una de estas deidades.
Lo apolíneo, dice Nietzsche, está ante todo guiado por una estricta racionalidad y obedece a procesos lógicos del pensamiento. Lo dionisiaco en cambio, es algo que emerge de las profundidades del ser y para lo cual requiere el hombre echar mano de algo más que su racional naturaleza. A Dionisio, después de todo, le gusta ponerle trampas al animal racional. En mayor o menor medida, Apolo y Dionisio conviven en cada ser y descarto la posibilidad de dominios absolutos, si bien en algunos casos la presencia de una de estas deidades es apenas perceptible frente al abrumador dominio de la otra.