Creo que dos de los cantos más hermosos que han brotado en el mundo del futbol, son el You Never Walk Alone y el Grazie Roma. Cuando Anfield o el Olímpico Romano vibran con esos himnos, es imposible mantener la frialdad y no derramar una lágrima. Dos de los equipos europeos por los que he sentido siempre un mayor cariño son precisamente la Roma y el Liverpool. Me parecen dos de las culturas futbolísticas más auténticas del Viejo Continente. No tienen aficiones postizas, turísticas y artificiales como las de Barcelona, Real Madrid, PSG o los Manchester. Hace mucho que no ganan ligas en sus respectivos países y sin embargo siempre están ahí, con la dignidad de los viejos guerreros.
A la Roma tuve la oportunidad de verla en un momento histórico. Carol y yo fuimos a ver a la Loba al Olímpico en mayo de 2001, en el antepenúltimo partido de la temporada en que se coronó por última vez. Era la Roma de Batistuta, Cafú, Samuel y el inmortal Totti, dirigidos por el cerebral Capello. Fue un duelo contra el Atalanta que ganó la Loba 1-0 con gol de Vicenzo Montella. Lo vivido en ese estadio, en ese momento, sigue siendo la experiencia de contagio pasional más extrema que he experimentado en un estadio y mira que he ido a cientos de partidos de futbol en diez países del mundo. Ni siquiera en la Bombonera de Boca viví algo así. A Anfield no he tenido la oportunidad de ir, pero conozco hinchas del Liverpool y he sentido la pasión que irradian. Desde hace años sigo los juegos de los Rojos del puerto y ahora con Klopp simplemente no me los pierdo.
El juego que hoy han dado lo recordaremos mucho tiempo. El tridente Salah- Firmino- Mané es de otro mundo. La sensación de letalidad, velocidad y verticalidad me parece más extrema que la de la añorada MSN del Barcelona o a la BBC de Madrid.
Al Jürgen Klopp le gusta el Hevay Metal y el movimiento perpetuo, pero Eusebio Di Franceso ha cruzado más de una vez el Rubicón. Liverpool tiene pasta, pinta y garra de campeón, pero la Roma no está muerta. Liverpool tiene las armas y el espíritu para dar la vuelta olímpica y emular la hazaña de 2005 en Estambul. Le hace muy bien a la Champions tener a este par de equipos. Ojalá que alguno de ellos levante la Orejona. En verdad me encantaría.
Tuesday, April 24, 2018
Creo que dos de los cantos más hermosos que han brotado en el mundo del futbol, son el You Never Walk Alone y el Grazie Roma. Cuando Anfield o el Olímpico Romano vibran con esos himnos, es imposible mantener la frialdad y no derramar una lágrima. Dos de los equipos europeos por los que he sentido siempre un mayor cariño son precisamente la Roma y el Liverpool. Me parecen dos de las culturas futbolísticas más auténticas del Viejo Continente. No tienen aficiones postizas, turísticas y artificiales como las de Barcelona, Real Madrid, PSG o los Manchester. Hace mucho que no ganan ligas en sus respectivos países y sin embargo siempre están ahí, con la dignidad de los viejos guerreros.
A la Roma tuve la oportunidad de verla en un momento histórico. Carol y yo fuimos a ver a la Loba al Olímpico en mayo de 2001, en el antepenúltimo partido de la temporada en que se coronó por última vez. Era la Roma de Batistuta, Cafú, Samuel y el inmortal Totti, dirigidos por el cerebral Capello. Fue un duelo contra el Atalanta que ganó la Loba 1-0 con gol de Vicenzo Montella. Lo vivido en ese estadio, en ese momento, sigue siendo la experiencia de contagio pasional más extrema que he experimentado en un estadio y mira que he ido a cientos de partidos de futbol en diez países del mundo. Ni siquiera en la Bombonera de Boca viví algo así. A Anfield no he tenido la oportunidad de ir, pero conozco hinchas del Liverpool y he sentido la pasión que irradian. Desde hace años sigo los juegos de los Rojos del puerto y ahora con Klopp simplemente no me los pierdo.
El juego que hoy han dado lo recordaremos mucho tiempo. El tridente Salah- Firmino- Mané es de otro mundo. La sensación de letalidad, velocidad y verticalidad me parece más extrema que la de la añorada MSN del Barcelona o a la BBC de Madrid.
Al Jürgen Klopp le gusta el Hevay Metal y el movimiento perpetuo, pero Eusebio Di Franceso ha cruzado más de una vez el Rubicón. Liverpool tiene pasta, pinta y garra de campeón, pero la Roma no está muerta. Liverpool tiene las armas y el espíritu para dar la vuelta olímpica y emular la hazaña de 2005 en Estambul. Le hace muy bien a la Champions tener a este par de equipos. Ojalá que alguno de ellos levante la Orejona. En verdad me encantaría.
<< Home
