La red de agujeros de la visión de los vencidos es mi atrapasueños en la altamar de la primavera Juglar. En la arena mojada de la duermevela, intuyo algo sobre la inminente desaparición de Facebook o Twitter, un holocausto de red social que de tajo cambiará nuestra manera de vivir, pero lo mejor sin duda fue el desvencijado camión avanzando de noche por serpenteantes barrancas hacia algún pueblo mocho de Aguascalientes o los Altos de Jalisco, y a mí lado, bordeando el desbarrancadero, jure y su cachonda, cahondísima dosis de malamuertez del Bajío. Pese a todo llegábamos a un sitio que bien podía ser la casa de su tía, donde había tequilita de sobremesa y esa actitud de católica clasemedierez y a mí me quedaba por herencia la intuición de una faldita de flores y el amanecer de abril, irrumpiendo furtivo y pretencioso (prohibido usar la palabra furtivo).
En algún lugar yace el pensamiento a la deriva. ¿Por cuál ranura se ha fugado la noche? ¿Dónde están los hoyos de la red atrapasueños? Nada en la nevera. Como cazador de fieras oníricas estoy reprobando la materia. Las bestias de hace un rato hoy son rocío del alba evaporado. Infranqueable es el poder de abril; de hierro su agrafía (irusta agrafía) Del exilio tenocha recuerdo, las noches en metrobus y la lluvia sobre mi bici, el deambular por la colonia del Valle, la furtividad de la siesta en Parque Hundido. El amanecer del lunes y su mentiroso silencio patrañoso. Silencio. ¿Te acuerdas de la muralla del nocturno silencio? Valiendo madre. Y pensar que a un gordo jotolón le gustó esa frase. ¿Dónde carajos quedó ese cuaderno verde militar?
Wednesday, April 18, 2018
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