Eterno Retorno

Wednesday, February 15, 2012






Anoche la idea llegó como una de esas revelaciones-latigazo, una iluminación repentina en donde el concepto lo sientes antes de racionalizarlo. De la nada, llegué a la conclusión de que mil años en realidad es poco, muy poco. Con la edad adulta el tiempo se ha ido devaluando junto con la moneda. Un año en realidad no vale ya nada. Es apenas un soplo de viento. Debe ser por estar concluyendo una ficción, (llamémosle de época) que ocurre hace 21 años, lo que me ha hecho sentir en toda su intensidad la velocidad con que corren dos décadas. Debe ser el ver crecer a Iker, el concebir lo fugaces que resultan dos años y todo lo que se transforma. Dos irrepetibles años que se han ido para siempre. Mil años…mmm, en realidad no es tanto.

¿Cómo concibes el paso del tiempo? ¿Cuándo es instante y cuándo eternidad? La vida de un insecto que vive un verano puede llegar parecer eterna. El insecto jamás tendrá conciencia de su efímera condición. Un milenio de historia puede ser apenas una ráfaga de aire, un destello de luz en la historia del universo.

En jornadas comunitarias he visto gente que tiene cien o más años. Un siglo de vida. Cien años los puede vivir una persona y es el 10% de un milenio. Bastarían diez personas de cien años, cada una nacida al morir la anterior, para completar un milenio. Incluso una vida humana promedio abarca un porcentaje importante de un milenio. Cuando hablas de algo que sucedió hace 5 mil años el asunto te resulta propio de otra galaxia, una lejanía inalcanzable, algo tan antiguo que parece de fantasía, pero en realidad no es tanto tiempo. Una de las cuestiones que me obsesionan es cómo será concebida, analizada y dimensionada nuestra época actual dentro de unos 500 o mil años. Si nosotros queremos hacernos una idea de cómo vivían los sumerios y qué aspecto tenían las primeras ciudades, debemos tratar de leer en las piedras, interpretar símbolos, desenterrar objetos y aun así nuestra aproximación seguirá siendo lejana. La época actual, en cambio, está absolutamente documentada. ¿Qué será de los millones de videos que hay en Youtube? ¿De todos los textos, documentos, testimonios de una época? ¿Tendrán sentido dentro de tres siglos? ¿Cómo analizar o explicar el absurdo de un momento de la humanidad?

En cualquier caso, mi conciencia de lo efímero ha llegado para quedarse. En la infancia y adolescencia el futuro parece una infinita estepa inabarcable. Hoy tengo plena claridad de lo fugaz que será el resto de mi vida. He traspasado ya la frontera que Dante definió como la mitad del camino de nuestra vida. Hoy estoy más cerca de mis 70 años que del día de mi nacimiento. Si llego a vivirlos, estos 33 años correrán como bestias desbocadas en estampida. Aunque sea mañana o en tres años, tengo plena conciencia de que el fin está cerca, de que la vida no va a alcanzar y tal vez por ello me da por escribir tanto, porque necesito conjurar el naufragio inminente, porque la vida se acaba; irremediablemente el vacío nos aguarda y frente al vacío sólo me quedan las palabras.