FERIAOS TJ
Hace 25 años acudí a mi primera Feria del Libro de Tijuana. Era mayo de
1999 y yo acababa de llegar a vivir a la ciudad. En aquel entonces se celebraba
en nuestro feísimo Palacio Municipal. El primer libro que compré en nuestra
feria, lo recuerdo muy bien, fue Un asesino solitario de Élmer Mendoza que
acababa de salir del horno. Desde entonces no me he perdido ninguna. Participé
por primera vez como presentador en la edición de 2005 en la calle Revolución,
cuando mis amigos de la Ciruela Eléctrica me invitaron a una mesa sobre rock y
cultura y de ahí pal real. He perdido la cuenta del número de actividades y
presentaciones en las que he participado desde entonces. La única constante es
que siempre me la he pasado muy bien. Hoy concluye nuestra Feria número 39. No
sé ustedes qué piensen colegas, pero justo es señalar que al menos por diseño,
logística y distribución de espacio ha mejorado muchísimo y es sin duda la más
cuidada que se recuerda. Vaya, como que ahora sí le echaron creatividad, cariño
y amabilidad al montaje de los puestos y los espacios públicos. Por primera vez
hay un recinto ferial, espacios suficientes y confortables para la convivencia,
un restaurante bar acogedor y un diseño uniforme en los letreros y espacios de
los stands. Habrá quien cuestione el programa o la oferta editorial, pero por
lo que respecta al diseño del evento es el que les ha quedado más bonito. Me
sorprendió el puesto de Cita a ciegas con un libro que siempre estaba a
reventar. Bendita creatividad. Ese es el único futuro posible. Hoy es el último
día y nos toca dar el cerrojazo presentando Postales del Confinamiento del gran
Ale Meter a las 4:00. Allá nos vemos.
Pd- Las fotos en claroscuro son de mi amigo Emiliano López Guadarrama.