Eterno Retorno

Friday, May 10, 2024

Literatura para el 10 de mayo

 


Aquí una pequeña selección aleatoria para leer en 10 de mayo. Libros que hablan de Mamá o de la experiencia de la maternidad. No son precisamente retratos maternales idílicos, pero aún en el desgarro y el absurdo sobrevive como cimiento un profundo amor. Quizá el que en su momento más me sacudió fue Canción de tumba, de Julián Herbert, uno de los mejores libros que se han escrito en México en el Siglo XXI, pero también es particularmente oscuro Nada se opone a la noche de la francesa Delphine de Vigan. Su primera frase anticipa el infierno que vendrá: “Mi madre estaba azul, de un azul pálido mezclado con ceniza, las manos extrañamente más oscuras que el rostro, cuando la encontré en su casa esa mañana de enero. Las manos como manchas de tinta en las falanges. Mi madre llevaba varios días muerta”.  Delphine narra el progresivo deterioro de la salud mental de su madre hasta desembocar en el inevitable suicidio, mientras Julián narra su azarosa infancia de hoja al viento recorriendo lo más mórbido de México junto a su madre prostituta, todo ello narrado desde el lecho de muerte de la señora de los mil nombres.

El comienzo menos cariñoso posible es el de El verano que mi madre tuvo los ojos verdes de la moldava Tatiana Tibuleac: “Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta como una pordiosera”. Pese a semejante inicio, el libro de Tatiana es una profunda declaración de amor a la madre. Particularmente crudo es Push de Sapphire (Ramona Lofton) que es la historia de Precious Jones, una afroamericana de 16 años habitante del Harlem más marginal que espera su segundo hijo, cuyo padre es…su propio padre. El primero lo tuvo a los doce años. Su madre, a su vez, es una ex reclusa obsesa, cruel y tiránica. Bastante sui generis es Sin arte, del aristócrata húngaro Péter Esterházy, quien narra la historia de su madre futbolera, amante de la generación de oro magiar de Puskas y compañía. Tenemos a la surrealista y onírica la madre erotizada de Georges Bataille o el contraste entre las formas de vivir y padecer la maternidad narrado por Brenda Navarro en Casas vacías, donde una precarizada mujer que desea con todas sus fuerzas ser madre, le roba el bebé a la madre que no deseaba serlo. Incluyo también el descomunal Manuel para mujeres de limpieza de Lucia Berlin en donde algunos de los relatos son narrados con perfecto humor negro desde la óptica una madre golfa zarandeada por la vida. Por alguna razón, tengo la impresión de que hay más literatura inspirada por papá que por mamá. Ustedes colegas ¿tienen alguna recomendación para leer en 10 de mayo? Por lo que a mí respecta, como soundtrack de estas lecturas les recomiendo Mother de Danzig.