9. La omnipresencia de los fantasmas En una ciudad como la mía, donde el crimen ha sembrado de anécdotas cada punto de la cartografía urbana, todos los días cruzas el puente peatonal del que hace un año colgaba un hombre o giras en la esquina donde hace poco ejecutaron a alguien e identificas en el pavimento la tonalidad de los manchones de sangre. Nuestras calles son museos del horror pobladas por fantasmas, surcadas por ríos de aguas negras donde flotan cadáveres, periféricos baldíos donde se pudren osamentas. Alguna vez dormiste en la habitación de hotel de un suicida y posaste tus suelas sobre una fosa clandestina. Los fantasmas están en todas partes y a veces les da por hablarte al oído.
10. El abismal vacío del hoyo negro. En la mente humana, como en el Universo, hay agujeros negros cuya existencia es inexplicable y cuya profundidad no alcanzamos a dimensionar. Aunque un psiquiatra pueda decir lo contrario, la mente no obedece a designios de ciencia exacta y a veces atraviesa una suerte Triángulo de las Bermudas en donde naufraga y se pierde para siempre. Me seduce la idea del quiebre repentino, del apagón inesperado, del desdoblar sin advertencia de nuestros demonios; tan tercos y omnipresentes, tan fieles compañeros.
Monday, July 31, 2017
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