Playa furtiva, playa prófuga. Cigarro clandestino. Ni un cangrejo, solo ardillas. Mar aborregado, azul desnudez del cielo de noviembre. Un cielo que hiere, un cielo afilado. Luz de noviembre, cielo desmembrado. Mar fragmentado, promesas de amor en la arena. Narrativas de probeta, bicéfala aeronave, playas de luz moribunda. Libre asociación traidora. Playa pacheca: dícese de mí que me gusta el tequila.
Las irrupciones de pechito amarillo no son ni siquiera un mensaje subliminal, sino una orden clarísima y tajante: póngase a escribir por una chingada pedazo de huevón. ¿Eso es lo mejor que puedo hacer? Sí, eso es lo mejor que arroja el bajón postpremio. Pechito amarillo sigue ahí y aletea como un colibrí. Su amarillo amor es un torrente que busca llevarme hasta cumbres nunca alcanzadas de escritura. Anoche tuve deseos de fumarme un tabaquito. A ver si el Pacífico cumple con arrancarme lo pinche Bartleby.
Saturday, November 07, 2015
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