1- Desde que el sorteo arrojó el cruce entre México y Brasil imaginé que en este partido el Tricolor se envolvería en la bandera y daría una batalla de proporciones épicas. Mi pronóstico era una heroica derrota. México anotaría el primer gol y después llegaría la falla arbitral, algún error grosero y el inevitable gol brasileño de último minuto. Un empate es más de lo que presupuesté.
2- Personalidad, tanates y concentración definen a este juego. México se tiró a matar sin complejos, jugando al máximo de sus posibilidades. Me dio gusto que Héctor Herrera, un morro de Rosarito, haya marcado diferencia. De gran nivel Héctor Moreno y Rafa Márquez. De Memo lo único que puedo decir, es que tal vez ya sea consciente de que este fue el día más grande de su carrera. La buena noticia es que no lo olvidará nunca mientras viva. La mala es que difícilmente volverá a tener una tarde como la de hoy. Para redondearla necesitas escenario, astros alineados y una pizca de suerte. Por cierto, sigo esperando ver la sangre Tigre de Pulido en Brasil
3- El futbol es una licuadora de aleatoriedades y constelaciones diversas. Estado de ánimo, psicología, suerte. Temo que este haya sido el mejor juego de México en el Mundial y que frente a Croacia veamos otro equipo.
4- Brasil juega cargando a cuestas un yunque de presión. Debe ser duro salir a la cancha cuando sabes que tu única alternativa es ganar la Copa y que cualquier otra cosa es hecatombe y resurrección del Maracanzo. Veo a Brasil poseído por sus propios demonios y a menos que las macumbas tengan un buen sortilegio, no lo vislumbro ganando su torneo.
5- La gente “seria”, “responsable” y “pensante” sigue atacándonos a los ignorantes futboleros manipulados e inconscientes. Me da lo mismo. Sea falso o inducido, yo disfruto este espíritu. ¿Es absurdo? Por supuesto, es absurdo como casi todo en la vida. Tan absurdo como cualquier religión y partido político. Millones de seres reales de carne y hueso han sido inmolados en guerras en nombre de un dios que no existe. Otros tantos millones han sido inmolados en nombre de ismos o políticas macroeconómicas que jamás comprendieron. ¿Qué hay de malo en que empeñes tus emociones en algo tan pueril? Cualquier bandera, cualquier credo y cualquier equipo de futbol es una abstracción a la que es fácil despojar de todo sentido.
6- El futbolista más famoso de la historia Argelia se llama Albert Camus. Fue portero en Rácing de Argel y lo mejor de todo es que era existencialista y ateo como yo. Entiendo que muchos Manús Chaos deban sentir solidaridad con los humildes argelinos. A mí me dio asco verlos celebrar su gol arrodillados ante Alá. Me aterra y me asquea el crecimiento del islamismo radical. Lo siento, pero yo no puedo tolerar al intolerante y se bien que en no pocos países islámicos puedes ser condenado por proclamarte ateo y librepensador como yo. En el Siglo XXI la apostasía y la blasfemia siguen siendo delitos.
Tuesday, June 17, 2014
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