Eterno Retorno

Thursday, November 24, 2011



Dios no ha vuelto a mi vida. Salió en mi adolescencia y desde entonces no ha dado señales de andar por aquí. Algunas veces pensé (y sin duda más de uno pronosticó) que con la llegada de la edad adulta me acercaría a la religión, pero eso no ha sucedido. Sigo siendo un ateo. Un ateo místico, un ateo supersticioso si ustedes quieren, pero un ateo al fin. La idea del dios monoteísta benefactor y salvador simplemente no cabe en mi cabeza. Sigo considerando perjudicial casi cualquier sistema organizado de creencias y sigo sosteniendo que sólo un mundo ateo puede aspirar a ser un mundo libre y sigo creyendo que llegará el momento en que el hombre superará el miedo a dios. Así es como pienso. Sin embargo les confieso que muy a menudo siento deseos de dar gracias. Soy un ateo, pero me siento agradecido con alguien. “Gracias a la vida que me ha dado tanto”, podría yo cantar con total honestidad. Destino o aleatoriedad, designio divino o azar puro, pero el caso es que yo me siento agradecido. Me siento afortunado, pero no tengo a la mano un dios para agradecérselo. ¿A quién se lo agradezco? Hoy es Día de Acción de Gracias, una celebración estadounidense que tiene su origen en los colonos cuáqueros del Mayflower y aunque confieso una repulsión sin límites por el puritanismo protestante, creo que tiene mucho sentido tener un día para agradecer, para darle gracias, a quien sea, pero agradecer. Esta vida mía me ha gustado mucho y al ver a Iker, solo puedo decirle a la vida GRACIAS