Eterno Retorno

Monday, June 06, 2011




Hank Rhon podría ser la fuente perfecta de inspiración para los creadores de ficciones, aunque pensándolo bien, en su vida no hacen falta artificios literarios. Su vida misma es ya una novela en donde lo estrictamente real se torna difuso y acaba perdiendo terreno frente al mito. En él lo único real es la leyenda que él mismo se encarga de alimentar. Hank Rhon no se siente incómodo dentro de su personaje. Todo en torno a él es un rumor, una sospecha, una intuición de conocer apenas la superficie y dejar para el reino de la imaginación las siniestras profundidades.


Jorge Hank Rhon es un hombre profundamente supersticioso y por naturaleza desconfiado que va por la vida cargando todo tipo de amuletos y reliquias. Cabalero como es, cree ciegamente en señales, augurios y presagios, aunque en esta ocasión nada había en el ambiente o en sus sueños que le hiciera temer alguna amenaza en el entorno. ¿Qué soñaba aquella madrugada del 4 de junio? Hank no lo recuerda, pero sabe que dormía profundo, tanto, que tardó en reaccionar y aún viendo a los soldados afuera de su casa, llegó a pensar que se trataba de una broma de su hijo. Las voces alzadas de los militares se encargaron de disipar cualquier vestigio onírico y le asestaron un mazazo de cruel realidad. Aún cargando a cuestas con un negro expediente construido por mil y un rumores y las más variadas acusaciones, Jorge Hank jamás había pasado una noche privado de su libertad. Un día de 1995 estuvo detenido en el Aeropuerto de la Ciudad de México y llegó a pisar el Reclusorio Oriente, pero una fianza de 150 mil pesos le fue suficiente para salir, evitándole la pena de dormir tras las rejas. Pero esa madrugada los astros no estaban alienados a su favor. Al rey del negocio de las apuestas no le salieron bien los dados.