Eterno Retorno

Sunday, June 12, 2011


¿El Cuervo de la Dispersión?

Es irrenunciable y nos delata nuestra condición de fronterizos. Tenemos el alma surcada por líneas divisorias. Vivimos a la orilla, en el límite, en el borde. Vivimos donde algo termina y otra cosa comienza. Podría empezar por la frontera más evidente de todas, la frontera política, pero esa es sin duda la más artificial. Existe desde 1848, cuando el tratado de Guadalupe-Hidalgo, mandato divino del In God We Trust protestante, marcó sobre este cuerpo de hostil topografía su cicatriz imperialista. Vivimos también en la frontera entre el mar y la tierra y frente a esa señorona frontera, que lleva varios millones de años, la geopolítica es un embrión de semanas. A unos metros del sitio donde yo desparramo semejantes desvaríos, los delfines y los pelícanos viven su vida, al margen de Hank y su arsenal; más allá Cordero y su inagotable salario mínimo y la mierda hasta el cuello de un país aferrado al reciclaje de porquería. Aquí se acaba el Continente y allá, un poco más lejos de donde al Sol le da por ponerse tras las Islas Coronado, yace Oriente y su misterio, encriptado en confucianistas proverbios. El vuelo directo Shanghai-Tijuana y nuestros 20 millones de televisores desparramados por el mundo cortesía de Otay, el arroz cantonés de Mexicali, la chinesca y los fumaderos de opio. Y qué me dices de la frontera entre la montaña y el desierto, entre la modorra irrealidad y el baldazo de vida cierta. ¿No hay migras que exijan pasaportes para entrar de un ecosistema a otro? De El Hongo a la Laguna Salada, de la Justo Sierra a la 5 y 10, del tráfico mortal de un viernes en Paseo de los Héroes a la soledad de mi diálogo interno cuando camino entre los conejos. Voy y vengo, de las casas blindadas a las casas de cartón, de la planicie a la cañada, de Camino Verde a Santorales, al filo de la navaja entre el éxito y la miseria absoluta. Esa vida yaciente en otra parte está a unos metros de ti. Gira un poco tu mirada, aparta tus pasos unos metros del caminito, cierra los ojos y escucha. Entre fronteras vives y la realidad aparte anda siempre paseando a tu lado como ese cuervo que habita en las cercanías de nuestro hogar y devora el mundo desde una torre de alta tensión.