Nublado amanecer bonarense. Camino desde el departamento, en Juncal y Azcuènaga en el corazòn de Recoleta, hasta la Boca. Es una larga caminata que me lleva por Facultad de Medicina, Plaza de los dos Congresos, Casa Rosada, San Telmo, Parque Lezama y finalmente La Boca.
Con el Hèroes y Tumbas en la mano llego al Parque Lezama y busco la estatua de Ceres. Hay libros obsesiòn, libros que te habitan, libros a los que vuelves una y otra vez a abrevar. Sobre Hèroes y Tumbas de Sàbato es uno de ellos.
Alejandra y Martìn existieron sòlo en la mente de Ernesto Sàbato, sin embargo, al estar sentado en una banca del parque, justo frente a ese pequeño partenòn de estilo griego, no puedo evitar pensar en ellos como personajes reales e imagino aquella tarde de mayo de 1953 cuando ahì, acaso en esa misma banca, comenzò una de las màximas novelas latinoamericanas de todos los tiempos.
El Parque Lezama es el origen de Buenos Aires. Si las crònicas son ciertas, fue exactamente ahì donde en 1535 Don Pedro de Mendoza fundò la primera ciudad, si es que ciudad se le puede llamar a esa empalizada a la orilla del rìo que meses despuès fue destruìda por los indios. Sin embargo fue en ese parque donde hace 471 años surgiò el embriòn de una de las ciudades màs fascinantes dell mundo. El Lezama es un parque viejo, poblado de corazones solitarios como todo Buenos Aires y tapizado por pintas anarquistas en su anfiteatro. Decenas de gatos se pasean por los gordos troncos de los viejos àrboles. Frente al parque, la hermosa Iglesia Ortodoxa Rusa, con sus cùpulas azules. Al frente, la estatua de Don Pedro de Mendoza.
Las bancas y los viejos troncos revelan lo poco que debe haber cambiado el Lezama con el paso de los años. Puedo afirmar que el parque es exactamente igual a como era en 1953, en esa tarde de mayo, cuando Sàbato imaginò a Martìn, sentado frente a la estatua de Ceres mientras Alejandra, enigmàtica y fantasmal, lo contemplaba desde atràs.
Habrà habido muchos Martines y Alejandras sentados en las bancas del Lezama? Cuàntas historias han nacido en ese parque? Cuàntos locos habràn ido como yo a leer Hèroes y Tumbas en el lugar de su comienzo?
Puedes hacer turismo històrico y recorrer los lugares donde sucedieron hechos trascendentes. Pero tambièn puedes hacer una suerte de turismo literario e ir a los sitios donde los personajes de ficciòn vivieron sus historias. Ahì està la casa de la Calle Garay, donde habitò y muriò Beatriz y donde Borges encontrò el Aleph. En ese sentido, Hèroes y Tumbas està lleno de referencias.
En el Lezama comienza todo. Cerca de ahì, en la calle Rìo Cuarto de Barracas, estaba la vieja quinta de Los Olmos, donde Alejandra mata de cuatro balazos a su padre para despuès prenderse fuego. Ahì estàn la calle Brasil, Balcarce y Martìn Garcìa por donde estos personajes caminaron a lo largo de tantas pàginas. En El Retiro, en Plaza San Martìn, justo frente a la Torre de los Ingleses, se da uno de los ùltimos encuentros de Martìn con Alejandra. Y finalmente està la Plaza de la Inmaculada concepciòn, en Belgrano, donde una extraña noche Martìn ve por ùltima vez a Alejandra que desciende como autòmata a los infiernos de los ciegos. Es precisamente esa escena la que cierra la segunda parte del libro y antecede al inquietante Informe sobre Ciegos.
Bueno, es tiempo de seguir recorriendo calles. Serìa un pecado pasar mucho en tiempo dentro un cafè internet una noche de viernes bonarense.
Con el Hèroes y Tumbas en la mano llego al Parque Lezama y busco la estatua de Ceres. Hay libros obsesiòn, libros que te habitan, libros a los que vuelves una y otra vez a abrevar. Sobre Hèroes y Tumbas de Sàbato es uno de ellos.
Alejandra y Martìn existieron sòlo en la mente de Ernesto Sàbato, sin embargo, al estar sentado en una banca del parque, justo frente a ese pequeño partenòn de estilo griego, no puedo evitar pensar en ellos como personajes reales e imagino aquella tarde de mayo de 1953 cuando ahì, acaso en esa misma banca, comenzò una de las màximas novelas latinoamericanas de todos los tiempos.
El Parque Lezama es el origen de Buenos Aires. Si las crònicas son ciertas, fue exactamente ahì donde en 1535 Don Pedro de Mendoza fundò la primera ciudad, si es que ciudad se le puede llamar a esa empalizada a la orilla del rìo que meses despuès fue destruìda por los indios. Sin embargo fue en ese parque donde hace 471 años surgiò el embriòn de una de las ciudades màs fascinantes dell mundo. El Lezama es un parque viejo, poblado de corazones solitarios como todo Buenos Aires y tapizado por pintas anarquistas en su anfiteatro. Decenas de gatos se pasean por los gordos troncos de los viejos àrboles. Frente al parque, la hermosa Iglesia Ortodoxa Rusa, con sus cùpulas azules. Al frente, la estatua de Don Pedro de Mendoza.
Las bancas y los viejos troncos revelan lo poco que debe haber cambiado el Lezama con el paso de los años. Puedo afirmar que el parque es exactamente igual a como era en 1953, en esa tarde de mayo, cuando Sàbato imaginò a Martìn, sentado frente a la estatua de Ceres mientras Alejandra, enigmàtica y fantasmal, lo contemplaba desde atràs.
Habrà habido muchos Martines y Alejandras sentados en las bancas del Lezama? Cuàntas historias han nacido en ese parque? Cuàntos locos habràn ido como yo a leer Hèroes y Tumbas en el lugar de su comienzo?
Puedes hacer turismo històrico y recorrer los lugares donde sucedieron hechos trascendentes. Pero tambièn puedes hacer una suerte de turismo literario e ir a los sitios donde los personajes de ficciòn vivieron sus historias. Ahì està la casa de la Calle Garay, donde habitò y muriò Beatriz y donde Borges encontrò el Aleph. En ese sentido, Hèroes y Tumbas està lleno de referencias.
En el Lezama comienza todo. Cerca de ahì, en la calle Rìo Cuarto de Barracas, estaba la vieja quinta de Los Olmos, donde Alejandra mata de cuatro balazos a su padre para despuès prenderse fuego. Ahì estàn la calle Brasil, Balcarce y Martìn Garcìa por donde estos personajes caminaron a lo largo de tantas pàginas. En El Retiro, en Plaza San Martìn, justo frente a la Torre de los Ingleses, se da uno de los ùltimos encuentros de Martìn con Alejandra. Y finalmente està la Plaza de la Inmaculada concepciòn, en Belgrano, donde una extraña noche Martìn ve por ùltima vez a Alejandra que desciende como autòmata a los infiernos de los ciegos. Es precisamente esa escena la que cierra la segunda parte del libro y antecede al inquietante Informe sobre Ciegos.
Bueno, es tiempo de seguir recorriendo calles. Serìa un pecado pasar mucho en tiempo dentro un cafè internet una noche de viernes bonarense.