Eterno Retorno

Monday, November 13, 2006

Tercera semana en Buenos Aires. La mañana del lunes porteño sabe a cafè expreso y Clarìn. Camino por Las Heras rumbo a Callao. La ciudad de la elegante furia no para de rugir.

Ayer ardiò Avellaneda. Fui a la cancha del Rojo a ver un Clàsico para la Historia. El de ayer fue el ùltimo Independiente vs Racing que se jugò en la ancestral cancha del Libertadores de Amèrica, el estadio màs viejo del Continente. Fundado en 1928, el estadio de Independiente fue el primero de cemento en todo Latinoamèrica. La huella del tiempo no miente y ahora ese coloso prehistòrico serà demolido para dar paso a un inmueble moderno. Ayer fue su ùltima Guerra Civil y que Guerra. El Rojo estaba dando un partidazo. 2-0 a la Academia con un par de goles de Montenegro, hasta que al minuto 18 del segundo tiempo la paz se hizo añicos. La barra del Racing iniciò un bombardeo de piedras y bancas. La Policìa Federal Argentina, que no suele tocarse el corazòn, intervino con gases y balas de goma. Guerra de Trincheras en la tribuna. Quilombo total, clàsico suspendido. Una despedida guerrera para una cancha que en 80 años siempre escupiò rojo fuego.


Tres dìas, tres conciertos: Noche de jueves, Power Metal en Flores. El Teatro Rivadavia y las calles de Floresta no aparecen en las guìas turìsticas de Buenos Aires. Territorios comanches poblados por fauna metalera. En los recitales heavys, al igual que en los partidos de futbol, no se vende cerveza y ni falta que hace. Varias bandas argentinas se discutieron con covers de Helloween, Dream Theatre y Stratovarius. Patàn demostrò ser efectivamente el Judas Priest de Buenos Aires, aunque el mal sonido lo traicionò. Tobìas Sammeth y sus virtuosos Edguy la rompieron. Conciertazo germano con cànticos de barra brava incluìdos.

Noche de viernes, noche de Teatro en Corrientes. En la mìtica sala Astral, Mariano Mores puso en marcha una temporada de seis funciones. Mores es una leyenda viva del Tango Viejo. Compositor relàmpago, pròfugo de una època dorada, es el patriarca de un clàn familiar de mùsicos y cantores. Baile, canto, bandonèon perfecto, Mores siempre al piano y hasta el fantasma de Gardel cantando Volver desde una pantalla.

Noche de sàbado, noche de Tango nuevo o Tango alternativo. Dice Gardel, y coincido con èl, que el Tango de antes fue el mejor, pero las nuevas tendencias no desmerecen. En un antiguo y oculto boliche de la calle Còrdoba entre Palermo y Villa Crespo se presentaba Narcotango. Baterìa, guitarra elèctrica, bajo, violìn y tremendo bandoneòn. Un Tango de aquellos. Con dos discazos y varios virtuosos sobre el escenario, Narcotango no le pide nada a los superestrellas de Gotan Project y sus imitadores de Bajofondo Tango Club. Narcotango està para grandes cosas. La milonga estaba en su apogeo a las cuatro de la mañana y sì, el Tango electrònico tambièn puede bailarse.