Eterno Retorno

Monday, November 27, 2006

La astucia, el deseo de vivir, la desesperación, me han hecho imaginar mil fugas, mil formas de escapar a la fatalidad. Pero ¿cómo puede nadie escapar a su propia fatalidad? E.S.


Volver a Tijuana. Volver a esos pequeños rituales inconscientes y esas furiosas calles que se llaman vida diaria. El que termina no ha sido un viaje más. No tuvo el sabor a hotel, prisas, boletos y estaciones. Más que ir de vacaciones, fue un poco como irse un poco a vivir a Buenos Aires. No haber estado en un hotel y no haber hecho turismo en otras ciudades fue muy significativo. No es lo mismo estar cuatro días en un hotel y salir corriendo para ir a otro destino, que estar casi un mes ocupando un departamento, yendo al supermercado, a la lavandería y viviendo un poco como lo haría un porteño. No creo que pueda afirmar tajantemente que conozco muy bien Buenos Aires. Creo que ni siquiera sus habitantes lo acaban de conocer nunca y yo apenas conozco una mínima parte. Sin embargo, sí puedo afirmar que conozco Buenos Aires mucho más que un turista promedio. Si mis zapatos marcaran kilometraje como los carros, marcarían varios cientos de kilómetros, pues no paré de caminar por la ciudad. Después de Tijuana, Monterrey y México, Buenos Aires es la ciudad que más he caminado en mi vida. Aún más que Nueva York, Boston y Madrid, ciudades en las que también he pasado temporadas más o menos largas. Simplemente caminé y caminé sin parar, recorriendo calles, plazas, parques, cafetines y varias decenas de librerías.

Y es que la frontera entre lo turístico y la vida diaria de una ciudad hace que uno se pierda de muchas cosas. Un turista promedio en Buenos Aires conoce la Calle Corrientes, San Telmo, Caminito en la Boca, Puerto Madero, los antros de Palermo y pare usted de contar.

Pero ¿Conocen Villa Crespo? ¿Conocen la Chacarita? ¿Conocen el Bajo Flores? ¿Conocen el Parque Rivadavia y Caballito? ¿Conocen Barracas y Constitución? ¿Conocen Avellaneda? ¿Conocen las canchas de Independiente y Racing? ¿Viajan en el Subte? No, no conocen un carajo más allá de las guías turísticas.

Aquello que te venden como lo más auténticamente argentino y lo más tradicional, es en realidad lo hiperturístico. La esencia de lo turístico es San Telmo. Hasta las pinches hijas de Bush se van a San Telmo y por pendejas las robaron. Te lo venden como un barrio viejo y tradicional, pero en la Plaza Dorrego no hay ni un solo argentino tomando cerveza. En cambio, fuimos a muchísimos boliches en donde quedó claro que nosotros éramos los únicos extranjeros. Parrillitas de barrio y asadores callejeros cubiertos sólo por una lona en donde probamos carnes tan ricas como las de la Brigada y el Estilo Campo.
Recuerdo un pequeño bolichito italiano cuyo nombre he olvidado ubicado a un costado del zoológico de Palermo donde bebimos cerveza al atardecer. Un rincón con magia pura. Varias cervecerías de de Palermo Viejo como El Pingüino del Sur. Un rincón con magia pura. O una parrillita callejera en un terreno baldío en la Boca, lejos del bullicio turístico de Caminito, a un costado de la mítica Bombonera entre canchas de lodo donde los habitantes del barrio cascareaban.


Buenos Aires es la Ciudad por excelencia. Todo lo que yo deseo en una urbe está contenido en Buenos Aires. No hay otro sitio en el planeta donde me sienta tan a gusto.

Vicio melómano. Los discos del 2006

Durante el 2006 no pude rehabilitarme de mi vicio melómano y mi compra compulsiva de discos no disminuyó. No se cuántos discos compré, pero me queda claro que cinco de ellos son los mejores del año.

El disco del año, y que me perdonen los puristas del metal, es Mago de Oz La Voz Dormida. Y mira que compite con uno de los mejores discos de Maiden en muchos años. Los Magos la rifaron. Lo suyo es una obra irrepetible que nomás no me canso de escuchar. Es un discazo que bien podrían apreciar los adpetos a otros géneros musicales.

En segundo lugar dejo a Iron Maiden y su cuestión de vida o muerte, sin duda su disco más ambicioso y grandilocuente de la era moderna.

En tercer lugar El beso de la Muerte de Lemmy y su pandilla. Motörhead jamás te quedará mal ni te dejará abajo con un disco. Es tan confiable como una botella de Jack Daniels un viernes en la noche.

Cuarto lugar dejo al Guardián Ciego. Confieso que esperaba un poco más de su nuevo disco Twist in the Myth, pero aún así es un discazo, si bien no supera sus máximas obras.

En quinto dejo a Slayer y la ilusión de Cristo. Una brutalidad blasfema que coquetea con el hard core más purista.

1- Mago de Oz----- Gaia II- La Voz Dormida
2- Iron Maiden------A Matter of Life And Death
3- Motörhead-------Kiss of Death
4- Blind Guardian----A Twist in the Myth
5- Slayer---------Christ Illusion


Desaire

Fue un sacerdote y no yo quien puso el dedo en la llaga. En la misa de cuerpo presente y en el funeral de Don Jesús Blancornelas faltó mucha, muchísima gente. Lo dijo Antonio Plasencia, director del Seminario de Tijuana. Tomando en cuenta el peso histórico de un personaje como Blancornelas y el tamaño de su leyenda, sorprende lo desangelado de su entierro. Vaya, es ridículo y ofensivo ponerse a medir los índices de popularidad y aceptación de un personaje por la cantidad de personas que acuden a darle el último adiós, pero en el caso de Blancornelas yo esperaba algo más. Sí, yo se que se peleó con medio mundo, que demasiada gente lo aborrecía, pero caray, quieras que no, por más que te pueda cagar, es un grande del periodismo el que se fue.
¿Dónde estuvieron los directivos de medios? ¿Dónde los colegas reporteros? ¿Dónde estuvieron esas personas que se dieron a conocer publicando en Zeta? Puedo mencionar muchos nombres de desagradecidos e ingratos.
¿Serían las compras del Día de Acción de Gracias? ¿Miedo a quedar mal con los enemigos de Blancornelas, algunos encumbrados en posiciones de poder?
Lo cierto es que quienes acudieron lo hicieron en forma sincera y la ceremonia tuvo una atmósfera más íntima, donde el oficialismo y la hipocresía quedaron de lado y las honestas lágrimas de los amigos surgieron en forma espontánea.
Lo cierto es que mucha gente que debería estar agradecida con Blancornelas, no estuvo presente.
En el entierro yo era de los pocos reporteros que no era de Zeta y sí quise acudir fue por honesta gratitud al legado de Blancornelas.
El desaire a su entierro tiene que ver mucho con la naturaleza de nuestra ingrata ciudad. Tijuana es culera con su gente. Tijuana es desagradecida. Tijuana nunca quiere demasiado a nadie. En Tijuana el único fenómeno de masas es la línea para cruzar a Estados Unidos y la única obsesión en esta semana son las compras del Día de Acción de Gracias en San Diego. Tijuana no tiene ídolos ni amores. Tijuana jamás llorará tu muerte ni tu partida por más que hayas hecho o significado para ella. Así es esa ciudad y así hay que aprender a quererla si aquí te quieres quedar. Tijuana no es ni ha sido nunca una madre cariñosa.


Porque usted No lo pidió...vuelve Pasos de Gutenberg

Florencia Abbate
El grito
Emece


Por Daniel Salinas Basave

Lo más fascinante del vicio literario, es esta suerte de pacto con la aleatoriedad que tienen los libros más misteriosos e improbables que de pronto caen en nuestras manos.
Caminando una noche por la céntrica calle Corrientes de Buenos Aires, retacada de librerías y cafés hasta el hartazgo y la sobredosis, di con una mesa de libros en rebaja.
Revolviendo libros al azar, la enorme mayoría desconocidos por mí, di con un ejemplar titulado simplemente El grito. Nada había oído mencionar yo acerca de su autora Florencia Abbate hasta ese entonces y no tenía la más mínima referencia del libro que estaba comprando a seis pesos argentinos, el equivalente a dos dólares.
El grito fue sólo un libro más entre los kilos y kilos de literatura que traje de la capital de Argentina y no era el primero en la lista de lecturas. Sin embargo, por algún extraño impulso, hace un par de días abrí el libro sin demasiadas ganas y expectativas, aunque una vez que leí la primera página, no pude soltarlo hasta que habían pasado más de dos horas y llevaba leídas más de tres cuartas partes de la obra.
Eso es precisamente lo fascinante de este maldito vicio bibliófilo. Esta posibilidad de llevarte grandes sorpresas con el libro menos pensado. Florencia Abbate es, como dirían sus compatriotas porteños, una ?minita? que aún no cumple los 30 años. Sin embargo la chica tiene más de diez años publicando con envidiable regularidad, aunque El grito, es su primera novela.
La novela de Florencia está integrada por cuatro relatos que ocurren todos en diciembre de 2001, justo en el momento en que Buenos Aires se trastorna por los cacerolazos y la Casa Rosada vomita un presidente tras otro.
Las historias, por supuesto, se entrelazan y tienen puntos de unión al principio imperceptibles que al final van desembocando como ríos en un mismo océano.
Historias de sueños mutilados, de obsesiones sádicas y suicidas, de indiferencia, crueldad y compasión, de ideales revolucionarios y desenfrenos capitalistas. Historias, en fin, con exceso de argentinidad en las venas.
Todo comienza cuando un aspirante a sociólogo obsesionado con El suicidio de Durkheim, cumple 30 años y recibe como regalo un cachorrito de parte de su padre. Inmerso en su agujero pequeño burgués, este recién estrenado treintañero, no se entera ni que el mundo da vueltas como diría Charly García y sólo hasta que sale a la calle, se da cuanta que su país está ardiendo al borde de la revolución.
La segunda historia habla de un ex combatiente de Montoneros que la noche del fin de año de 2001 encuentra su casa saqueada por su mujer y entre un cigarro y otro, se pone a evocar sus viejos amores de barra y trinchera, todos más o menos desgraciados y absurdos.
La tercera es la historia de un decorador homosexual que asume una suerte de voluntaria y masoquista esclavitud suicida que de la que se libera de golpe de golpe y porrazo en un extraño retiro espiritual para chiflado.
Concluye la obra con Clara, la bella escultora condenada a muerte por la leucemia que de pronto recibe una extraña aparición en su balcón cuando Agustín, cámara en mano, cae literalmente del cielo.
Cuatro caminos, cuatro ríos fluyendo entre el torrente de sangre, piedras y cacerolas que arranca de golpe y porrazo a un país entero de su alucinación dolarizada.