Eterno Retorno

Wednesday, May 19, 2004

Millones de dólares invertidos para matar nuestros cetáceos

Ayer me lancé al Hilton de La Jolla a cubrir un congreso de energía al que acudían los mismísimos chakas de las compañías gaseras que pretenden instalarse en Baja California.
No cabe duda que hay un extremo interés de los grandes capitales del gas de hacer de Baja California su Disney particular.
Pero un gringo, con un poquito de honestidad, aceptó públicamente que Estados Unidos apoya a sus compañías, pero no las quiere en su patio. Para eso está el patio del vecino tercermundista cuya fauna y medio- ambiente sí pueden dañar a gusto.
Al ver el lujo en que se desenvuelven y la cara de millonetas que se cargan los capitalistas del gas, reflexiono que en verdad será heroico si el pueblo de Baja California, por mero deseo de proteger el medioambiente, logra frenar a esa infernal avalancha de millones de dólares.
Por lo demás, me fui en trolley hasta La Jolla pues aunque me pagaban la gas, no quise poner mi carro por no correr riesgos innecesarios. Vaya que estuvo largo el tirón. En trolley hasta Old Town, luego agarré el bus 34 y lo que nunca me había pasado USA: El camión de descompuso allá por el Sports Arena. Nos bajamos todos los pasajeros a esperar el relevo que tardó años. Luego un tirón a velocidad de camión de rancho por las lujosas calles de La Jolla hasta llegar a UCSD. Ahí me bajé del camión y me aventé un caminadón marca Diablo como de dos kilómetros hasta llegar al Hilton en donde por cierto no me encontré a su dueña Paris.
Lo bueno fue que todo el camino me fui pegándole una buena leída a La Mara, la nueva novela de de mi maestro de maestros, Rafael Ramírez Heredia. Chingón libro lo que sea de cada quien.



Por supuesto, como sucede cada que voy a San Diego, no regresé con las manos vacías y en el camino se me cruzaron de manera espontánea un par de disquitos que cruzaban la calle como conejos y yo simplemente los agarré del rabo.
Uno fue el nuevo de los blackmetaleros noruegos Satyricon, titulado Volcano y aún no lo escucho pues el black metal se escucha de noche y será escuchado a todo volumen dentro de un rato cuando vaya a las 12:00 de la noche conduciendo por la carretera a Rosarito e invoque la aparición de los sanguinarios dioses paganos vikingos que me socorren.
El otro disco que compré es de una banda dark de Finlandia llamada H.I.M. titulado Razorblade Romance. Había escuchado comentarios de esa banda y encontré el disco a nueve dólares así que lo agarré.
La banda suena igualito que London After Midnight, típico rock Jótico con vibra de homosexual. Trae buenas rolitas como Your Sweet Six Six Six y un cover curado de Wicked Game del Chris Isacc, pero se pasan de putos los pinches jóticos la mera verdad.
Me quedé con ganas del nuevo de Machine Head y el de los suecos Turbonegro Escandinavian Leather y claro, el concierto de HamerFall en Gotenbörg. Ya habrá chance, no comas ansias pinche melómano irresponsable.

La mayor mierda que ha parido el deporte

Hago una promesa solemne: Ni aunque me paguen por ello iré nunca a ver a esa pinche mierda llamada toros de Tijuana. Váyanse al carajo.
Antes el beisbol simplemente me valía madre como me valen madre todos los deportes con excepción de esa hermosa adicción llamada Futbol por la que vale la pena vivir la vida mil veces.
Pero desde que vivo en Tijuana le profeso un desprecio sacramental al besibol y a la cultura beisbolera que me rodea hasta en la sopa. No se ni como se juega ese pinche deporte, pero lo detesto a muerte
Odio al besibol, no hay vuelta de hoja. Por pagar compromisos de campaña con un tipo que se ha hecho rico llenando nuestros tanques de gasolina con basura de naftaleno, el Alcalde Chuy González hizo todo lo posible por sacar al Futbol (con mayúsculas que es Dios) de Tijuana, los corrió para traer su basura asquerosa de deporte corriente. Anden pues, sean felices chapoteando en la mierda en su letrina de estadio
Allá en Monterrey tienen el mejor estadio de beisbol de Latinoamérica, un estadio que aquí en Tijuana jamás tendrán ni soñarán con tener. Ese estadio donde juegan los Sultanes y donde ha habido juegos oficiales de grandes ligas siempre está vacío, pues da la casualidad que justo a lado, está el estadio Universitario de San Nicolás de los Garza donde juega un equipo llamado Tigres que vaya como vaya en la tabla, siempre estará lleno a reventar. El estadio de Beis se ha llenado sólo con los juegos de grandes ligas o en finales de Sultanes, únicamente. El de Tigres se llena cada sábado sin falta. En Monterrey la gente sí sabe de deporte.
Me gusta esa estampa. El estadio de Tigres lleno a reventar y el otro vacío, prueba de que frente al FUTBOL, el beis será siempre una vil cucaracha repugnante intentando hacer sombra a los píes de un Dios.