Eterno Retorno

Tuesday, April 13, 2004

No hace falta estudiar comunicación

En febrero de 1993, mi primo Héctor y yo empezamos a hacer nuestros pininos en la radio. Ninguna experiencia previa, ninguna mínima clasecita de introducción a la teoría de la radio y la comunicación. Nada. Así como vas. Dos mocosos, de 16 y 18 años respectivamente, se iniciaron como conductores de programas de radio. Y creo que no lo hicimos nada mal los más de tres años que duramos ahí. Vaya, al menos teníamos bastante audiencia y dentro de nuestra absoluta falta de profesionalismo, éramos originales. Sin duda la envidia de miles de aspirantes a comunicólogos que mientras presentaban su examen de taller de radio, se preguntaban ¿Y por qué tú y yo no? Así es la vida. ¿Por qué? Hablar frente a un micrófono y entenderte a señas con un operador no tiene nada de difícil y cualquiera que tenga un poco de fluidez en el habla y una dosis de seguridad en si mismo, puede hacerlo. ¿Por qué nosotros? Como todo en la vida, un poquito de suerte, un empujoncito por acá, estar en el lugar adecuado y ya. Así es casi todo en esta vida.


Burgués: El reporteo, gráfico o escrito, es el néctar mismo del periodismo. El ejercicio más puro, más absoluto de la actividad periodística, es el de un reportero que como cazador, busca esa información oculta en tinieblas o aguarda el instante de esa fotografía precisa, irrepetible, única. Eso es ser periodista. El periodismo, como la prostitución, se aprende en la calle. Lo demás, casi siempre, es burocracia, talacha de oficinista, simple paquetería.