El guardián de niebla cumplió con descender esta mañana a cobijar la carretera de Escénica. Mientras en Tijuana el Sol desafía el polvo de las fábricas en el Este, el litoral del Pacífico permanece cubierto por su manto. El pavimento se extiende como una alucionación y bajo los acantilados rompen furiosas las olas. Me gustan estas mañanas.
Monday, June 16, 2003
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