El Bermejo y su roja bandea
La roja bandera siempre ondeando me habla de la furia de estas olas en donde el Pacífico y el Mar Bermejo consuman la eternidad de su abrazo. Estas aguas tienen esencia de mausoleo y te estrechan mientras narran historias de leviatanes y naufragios, de amazonas y filibusteros. Brota del lado calmo el colorado sol de septiembre y la luz otoñal se va fundiendo en la espalda peninsular mientras la marea dibuja trenzas de arena en Finisterra. Uno emprende la fuga al amanecer para hablarse de tú con algo que se parece mucho a lo sagrado, para reparar en el misterio indescifrable de un nuevo día y recordar que el motor de toda creación es saberte un perfecto extraño.