Eterno Retorno

Thursday, May 15, 2025

Divorcio en Juárez

 


Era una helada mañana la de aquel 20 de enero de 1961, típica del invierno juarense. En la radio, los noticieros hablaban de la toma de posesión de John F. Kennedy como Presidente de los Estados Unidos. El intenso frío había vaciado las calles de la frontera y  las pocas personas que caminaban en los alrededores del monumento a Benito Juárez no prestaron demasiada atención a la mujer que con paso decidido entró al Juzgado Primero de lo Civil. Llevaba un elegante pero discreto vestido negro y su rubio cabello era cubierto por una pañoleta. La gente se había acostumbrado a la presencia constante de extranjeros en aquel juzgado. La Ley de Divorcio del Estado de Chihuahua, vigente desde 1932, facilitaba al máximo la disolución de vínculos matrimoniales en cuestión de horas aún si las nupcias eran contraídas en otros países. Ello trajo como consecuencia  que en aquellos años miles de estadounidenses cruzaran la frontera para disolver sus matrimonios en Ciudad Juárez. Lo que poca gente sabía, es que la persona que acudió al juzgado ese 20 de enero era la actriz más deseada y cotizada del mundo, nada menos y nada más que Norma Jean Baker,  conocida e inmortalizada como Marilyn Monroe, quien viajó a la frontera juarense para divorciarse del guionista y dramaturgo Arthur Miller, con quien estaba casada desde 1956.

El 19 de enero Marilyn tomó un vuelo de Nueva York a Dallas y de ahí transbordó a El Paso, Texas, en donde la esperaba su abogado mexicano, Arturo Sosa Aguilar, con quien cruzó a Ciudad Juárez. La actriz eligió esa fecha para viajar, pues sabía que la prensa y la opinión pública estarían concentrados en la toma de protesta de Kennedy y no habría demasiados paparazis siguiéndole los pasos. Fue el juez juarense Miguel Gómez Guerra quien firmó la sentencia de divorcio. “El demandado es de carácter incompatible con la suscrita, lo que ha hecho imposible la continuación de nuestra vida matrimonial, al grado que desde el mes de noviembre de 1960 nos encontramos separados el uno de la otra y no siendo posible ninguna reconciliación me veo en la necesidad de demandar este divorcio para que sea disuelto el vínculo matrimonial que nos une, y se me restituya mi nombre de soltera”, se lee textualmente en la demanda.

El juicio de divorcio quedo asentado en el expediente número 4061961 de quince fojas que se encuentra en el Archivo Histórico del Supremo Tribunal de Justicia de Chihuahua. El trámite costó 500 pesos mexicanos de la época más los honorarios de los abogados y la sentencia fue emitida el 24 de enero.

La ley exigía que las partes en el juicio de divorcio pasaran al menos 24 horas en el Estado de Chihuahua, por lo que es un hecho que Marilyn durmió esa noche en Ciudad Juárez. Hay quienes aseguran que fue a mitigar sus penas y a gozar  su libertad de recién divorciada bebiendo unas cuantas margaritas en el célebre bar Kentucky, aunque esto último no está comprobado. Solamente un periódico local, El Continental, publicó la noticia de la presencia de la diva en Ciudad Juárez.

La realidad es que el juzgado juarense bien podría haber colocado una alfombra roja, pues en aquella época solía recibir a tantas estrellas como el Teatro Dolby de Hollywood en la noche de los Óscar. Además de Marilyn, personalidades como  Anthony Quinn, Frank Sinatra, Franklin D. Roosevelt Jr (hijo del expresidente del mismo nombre), Bette Davis, Lauren Bacall,  Zsa Zsa Gabor y Elizabeth Taylor, entre muchos otros, acudieron a divorciarse a Juárez. Por el lado mexicano destaca el polémico divorcio de Octavio Paz y Elena Garro. Paradójicamente, la iniciativa de aquella Ley de Divorcio que tan rentable fue para la frontera juarense, fue presentada en 1932 por el entonces gobernador Roberto Fierro, quien es nada menos y nada más que el piloto del Baja California II, el avión fabricado en Tijuana que efectuó el primer gran vuelo de la historia de México desde la Laguna Salada a los llanos de San Lázaro en 1928.

Marilyn Monroe visitó Ciudad Juárez en el momento más alto de su popularidad, pero la vida ya lo le sonreiría demasiado. Apenas un año y medio después de su divorcio juarense, la diva moriría en extrañas circunstancias por una aparente sobredosis de barbitúricos. Tenía 36 años de edad. Una leyenda nacía para la eternidad.