Hakodate es otra parte

 

La sensación de estar en un país extrañísimo, oculto dentro de un país ya de por sí extraño. Por momentos podrías creer que estás en Belfast, Manchester, Hamburgo o un puerto ruso, pero estás en el Japón profundo, en el frío puerto de Hakodate. Nos habían dicho que Hokkaidō es un Japón sui generis y vaya que lo es. En lugar de toris y templos budistas hay arquitectura victoriana y zarista. Por su ausencia brillan los neones y las hordas de turistas. En las peceras de las marisquerías puedes ver descomunales pulpos prehistóricos y cangrejos prófugos de la era paleozoica. El principal restaurante de la ciudad es una lúdica hamburguesería llamada Lucky Pierrot cuyo símbolo es un payaso marca Poltergeist que presume haber patentado la primera hamburguesa con carne de ballena. Por alguna razón suelo inspirarme en los puertos boreales. Por momentos experimento un dejá vu y recuerdo aquel extraño fin de semana en que Carol y yo fuimos a parar a Hamburgo sin planearlo en la primavera de 1999. He salido a caminar desde el amanecer, escribo estas palabras frente a la iglesia ortodoxa rusa y sospecho que este frío puerto oculta más de un as bajo su manga.