Bergoglio is Dead

 

Estaba sentado abajo de un cerezo cuando Ikercho me dio la noticia de la muerte de Jorge Bergoglio, el líder mundial de la organización a la que me inscribieron sin preguntarme cuando yo era un bebé. Supongo que el asunto no deberia importarme, pues yo no tengo iglesia ni dios y desde la adolescencia abandoné el catolicismo, pero la realidad es que la muerte de Bergoglio en verdad me da tristeza, porque tengo la impresión de que era un buen hombre, un alma noble y coherente. Acaso haya sido la última antorcha de libertad en el clero, el honesto intento de tener una iglesia más humana y terrenal, ocupada en el aquí y el ahora y no en pagar suscripciones para un paraíso inexistente. Una iglesia ocupada en luchar por la justicia social y no en prohibir condones. Una iglesia que combata las salvajes desigualdades del mundo y no la libertad sexual. Bergoglio lo intentó pero algo me hace pensar que nos agurda un retroceso. El fascismo cotiza bonos muy altos actualmente y ya imagino a las hienas conspirando junto al cuerpo de Francisco. Ya veo regodearse a los legionarios y al opus dei, a los pederastas herederos de maciel, balaguer y el polaco que sin duda volverán al poder. Toda iglesia es escencialmente maligna, pero creo que la católica hizo un intento final por humanizarse. Quisiera equivocarme, pero el oscurantismo está de moda en 2025. Una era muy hostil con los laicos y liberales. Tiempo de contemplar sakuras.