El cielo bajò hasta mì esta tarde. Las cosas màs grandes de la vida, aquellas que te dejan un tatuaje en el espíritu, las intuyes, las sabes, las revela algo que yace en lo màs profundo de tu ser. Creìa, sabìa que recibirìa esta noticia, pero no imaginè que me sacudiría de esta manera, que me provocarìa semejante terremoto en el alma. Tuve que vivir casi 35 años y venir hasta el otro lado del mundo para recibir la noticia màs hermosa. Hace un momento sentí que debía llamar a Carolina. Era una necesidad extrema, sobrenatural. Estoy lejos, demasiado lejos en realidad, viajando en un autobús de Kunshan a Nanjing, en China. Pedì un celular prestado a un compañero de viaje y entonces recibì la noticia y tardè un par de segundos antes reaccionar y acaso las lagrimas fueron màs rápidas que la razón, que las ideas y la absoluta conciencia de que la vida a partir de este momento es otra y tiene sentido.
Thursday, April 02, 2009
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