De libros y discos
Los libros y discos son pasiones de ociosos, aunque yo he dejado de lado mis supuestas prioridades para sumergirme en sus fauces.
Los libros y discos chupan mi dinero y consumen también mis horas de acción y alucinaje que dedico para ganarlo.
El colmo del ocio es cuando el anzuelo que abre mi cartera como la boca del pez , es simplemente la portada.
En estos casos (viernes por la mañana casi siempre), pago con tarjeta y aires de snobismo después de que unos 27 títulos desfilaron en mi mente y al final ninguno de ellos resultó ser de los elegidos.
Las librerías producen alucinaje literario. Enseñan sus libros con cierta petulancia bombardeándome con títulos sugerentes y precios muy altos.
Las librerías me vuelven como al lobo solitario ante el rebaño de ovejas torpes; mata a muchas más de las que en realidad puede devorar.
Las librerías me hacen parir frases, títulos y hasta respuestas a entrevistas y críticas imaginarias, lo que demuestra que ante mi ególatra ser, la obra viene a ser lo menos importante.
Las librerías deforman mi rostro y enderezan mi pose, máxime si traigo saco, la tarde es tranquila y he maquilado en la mente el nombre del ejemplar que no tendrán.
Las librerías me hacen vomitar este tipo de estupideces cuando llego de regreso a mi trabajo, sobre todo cuando como hoy no he comprado nada.
...con los discos todo es diferente
Los libros y discos son pasiones de ociosos, aunque yo he dejado de lado mis supuestas prioridades para sumergirme en sus fauces.
Los libros y discos chupan mi dinero y consumen también mis horas de acción y alucinaje que dedico para ganarlo.
El colmo del ocio es cuando el anzuelo que abre mi cartera como la boca del pez , es simplemente la portada.
En estos casos (viernes por la mañana casi siempre), pago con tarjeta y aires de snobismo después de que unos 27 títulos desfilaron en mi mente y al final ninguno de ellos resultó ser de los elegidos.
Las librerías producen alucinaje literario. Enseñan sus libros con cierta petulancia bombardeándome con títulos sugerentes y precios muy altos.
Las librerías me vuelven como al lobo solitario ante el rebaño de ovejas torpes; mata a muchas más de las que en realidad puede devorar.
Las librerías me hacen parir frases, títulos y hasta respuestas a entrevistas y críticas imaginarias, lo que demuestra que ante mi ególatra ser, la obra viene a ser lo menos importante.
Las librerías deforman mi rostro y enderezan mi pose, máxime si traigo saco, la tarde es tranquila y he maquilado en la mente el nombre del ejemplar que no tendrán.
Las librerías me hacen vomitar este tipo de estupideces cuando llego de regreso a mi trabajo, sobre todo cuando como hoy no he comprado nada.
...con los discos todo es diferente