El año del ciudadano en rebelión
Por Daniel Salinas Basave
El recuento de lo bueno, lo malo y lo chusco en combinación con los compulsivos propósitos de enmienda, es inevitable en estos días de escuálido calendario. Al 2011 le han salido alas y corrió con prisa. Aunque escribo esto en 28 de diciembre y estoy a punto de caer en la tentación de hacer de esta columna una gran broma, tengo en cuenta que se publicará hasta el 29, así que haré un esfuerzo por hablar en serio. Tal vez lo más chistoso de estos días y lo que sin duda nos puede arrancar algunas carcajadas, son los propósitos de dieta sana y ejercicio que muchos nos hacemos después de los excesos navideños. Nunca como en la primera semana de enero están tan atiborrados los gimnasios. El Mito del Eterno Retorno confirma una vez más su terrible validez. Cediendo al vicio de la odiosa comparación, hagamos un balance de la manera en que se llegaba al 31 de diciembre hace 100 y 200 años. En 1811, el fin de año sorprendía al mundo bajo el imperio de un todopoderoso Napoleón que estaba en la cima de su carrera, como amo del mundo occidental. Europa ardía en guerras napoleónicas y América ardía en guerras de independencia. En España los constitucionalistas se reunían en Cádiz a redactar su Constitución liberal que nacería el Día de San José y sería conocida como la Pepa. Lord Byron y Samuel Taylor Coleridge marcan la pauta en la poesía y Goethe asiste a los estertores del romanticismo alemán. La novela gótica vive su primavera. En la Nueva España el ejército insurgente del Sur comandado por José María Morelos crece cada nuevo día ganando territorios de la costa chica y haciéndose fuerte en los alrededores de Acapulco. El embrión de país está por entrar a los años más sangrientos de la guerra de Independencia. Subámonos ahora a la máquina del tiempo y saltemos un siglo hasta el fin de año de 1911. ¿Qué está sucediendo en el mundo? La bella y glamurosa Europa yace en tensa calma entre los imperios Alemán, Otomano, Austrohúngaro y Ruso. En los conflictivos Balcanes ha estallado el polvorín nacionalista mientras un ítalo-argentino, el marqués de Valfierno, se roba la Gioconda del Museo de Luvre. La dinastía Romanov se prepara para celebrar tres siglos en Rusia mientras los bolcheviques conspiran en las sombras. En Alemania el káiser Guillermo II asusta al mundo con su poderoso ejército mientras en China una revolución socialdemócrata derriba al imperio. En México Madero acaba de asumir la presidencia y ya enfrenta el Plan de Ayala de Emiliano Zapata y los llamados a la rebelión de Bernardo Reyes. Su democrático gobierno se sostiene con alfileres mientras Mariano Azuela escribe la primera gran novela revolucionaria: “Andrés Pérez Maderista”. Apenas un lustro después de aquel fin de año de 1911 el mundo será un sitio harto distinto, con cuatro imperios hechos polvo y las trincheras europeas y mexicanas tapizadas por millones de muertos y un naciente emporio comunista en el Este. En el Siglo XXI la Historia corre con más prisa y los cambios son más vertiginosos y radicales. Cinco años pueden ser una eternidad en nuestros días. ¿Cómo termina el 2011? Imagino el mundo y el país como un avión en zona de turbulencias. Tal vez la característica principal del 2011, fue que el ciudadano común dijo “ya basta”. De la primavera árabe que acabó con las dictaduras de Egipto y Libia, a los indignados de Europa y Estados Unidos y el “estamos hasta la madre” de Javier Sicilia quedó claro que Juan Pueblo está harto y que su rebelión es contra un sistema, contra un estado general de las cosas, contra una pirámide social injusta, contra absurdas reglas del juego en donde los bancos son los dueños de las vidas de millones de ciudadanos que deben entrar al rescate con sus ahorros cuando una corrupta institución financiera cae en quiebra. Un mundo controlado por unos cuantos monopolios, con estados débiles y leyes endebles donde un ciudadano aparentemente apático se hace fuerte en esos nuevos ágoras de expresión que son las redes sociales. El 2011 nos demostró que la Historia es capaz de regalar grandes sorpresas y jugar bromas de ácido humor negro en medio de tragicomedias políticas. El encarcelamiento y liberación de Jorge Hank Rhon representó la mayor tormenta mediática que se ha vivido en Baja California desde los días del asesinato de Luis Donaldo Colosio y la muerte de Francisco Blake Mora y Alfredo García Medina el peor escupitajo de la ley de la gravedad, que en tres años ha matado dos secretarios de Gobernación en México. Al Presidente Felipe Calderón no se le alinearon los astros en el 2011, como no se le han alineado en todo el sexenio. Las redes sociales dieron una probadita de su poder y demostraron que pueden aspirar a ser algo más que una pasarela de frivolidad y estupidez al afectar por vez primera la popularidad del candidato puntero Enrique Peña Nieto. La espontánea reacción en cadena de facebookeros y twitteros demostró al mundo que el rey va desnudo y su traje de luces no existe. Debajo de los litros de gel hay sólo una cabeza hueca, vacía de ideas propias y propuestas renovadoras. La Historia nos ha demostrado lo rápido que pueden girar sus aspas, lo cambiante que puede ser su temporal. El mundo que recibió 1812 y 1912 se transformó por completo en menos de cinco años, sin profecías apocalípticas de por medio. Este mundo nuestro está en acelerada metamorfosis
¿Cómo se imagina usted que celebraremos el fin de año en 2012? Hagan sus apuestas. Feliz año