Lo peor, más triste y absurdo del caso, es que pese a todo seguiré siendo Tigre. Como un heroinómano moribundo que se resigna a su adicción aunque ésta lo arrastre por la mierda.
Un vicio jamas redimido, una botella arrojada al Pacifico con un Aleph adentro. Literatura, metal, futbol, buenos vinos y una dosis alucinante de vida diaria encontraras en este changarro. Quieres pasar?