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Friday, September 12, 2025

Me pareció ver un lindo mormoncito

 


Conste que lo dije ayer, antes de que agarraran al asesino: “lo mejor que podría suceder para acabar de beatificar a Charlie Kirk, es que el autor del disparo resultara ser alguien de piel un tanto oscura, una persona que no tenga al inglés como lengua materna y lo hable con una odiosa pronunciación extranjera, un ser de sexualidad ambivalente y libertina. Eso sí que sería un hit. El nuevo héroe W.A.S.P. asesinado por un bad hombre, un odioso inmigrante ilegal enemigo de los valores americanos, un degenerado sexual o un apóstata sin temor de dios”.

Pues no. Nanay palomas. Tyler Robinson resultó ser un lindo mormoncito, hijo de una perfecta familia norteamericana de manual, orgullosamente republicana. Y lo más simpático es que Spencer Cox, el gobernador de Utah, confirma mis sospechas con total desparpajo. La declaración de Cox es tan burdamente honesta, que acaba por ser tierna. “Por 33 horas estaba orando que, si esto tenía que ocurrir acá (asesinato de Kirk), que no fuera uno de nosotros, que fuera alguien de otro estado, alguien que viniera de otro país”, expresó Cox.

“Tristemente, esta oración no fue respondida como yo esperaba. Yo pensaba que iba a ser más fácil para nosotros porque podría decir: ‘Generalmente, nosotros no hacemos esto, pero sí,  ocurrió acá y fue uno de nosotros, uno de los nuestros”.

Así es, mi pobre Spencer. Sad but true, te manda decir Metallica: el asesino fue uno de los tuyos, un lindo mormoncito de manual, lector de la biblia, temeroso de tu iracundo dios, pero sobre todo y ante todo, amante de las armas, faltaba más. Como marca el manual protestante, anglosajón y republicano. Las fuscas son su símbolo fálico, su fetiche onanista. Sospecho que en Estados Unidos los cristianos se masturban con rifles.

Así es el dios de los protestantes gringos, pérfido por naturaleza. Es el mismito dios del antiguo testamento, el que designó a Israel como su pueblo elegido y se complacía matando primogénitos, ahogando egipcios en el Mar Rojo o derrumbando murallas en Jericó de la misma forma que en 2025 se regocija destripando niños palestinos en Gaza.  Así es la celosa y corajuda deidad de los sionistas que se lleva de cachete y nalgada con los cristianos trumpistas.

Tengo una duda Spencer: ¿Por qué tu oración no fue respondida? ¿Será que tu ingrato dios mormón es sordo a tus plegarias? ¿O es acaso porque no existe? ¿No te has puesto a pensar que a lo mejor tu dios es un amigo imaginario, una vil puñeta mental?

Y lo más tierno de todo, mi pobre mentecato, es cuando dices que “generalmente nosotros no hacemos esto”. Ay cosita.  Lamento contradecirte mi buen, pero ustedes lo hacen todo el tiempo. Así nacieron.  ¿Ya se les olvidó cómo colonizaron Utah? A sangre y fuego.  Salt Lake City, el Jerusalén de los mormones, nació de la matanza de Mountain Meadows en 1857, cuando los santos de los últimos días masacraron una caravana de colonos a los que confundieron con soldados.

Bajo el liderazgo de un predicador delirante y ególatra llamado Brigham Young, Utah funcionó como una auténtica teocracia en pleno territorio estadounidense aún después de la Guerra de Secesión. Una teocracia donde se practicaba una cristiana poligamia (solo los hombres podían ser polígamos, cabe aclarar). Obvia decir que también exterminaron sin piedad a los nativo americanos.

Utah tiene la legislación anti alcohólica más estricta de Estados Unidos, pero una de las más laxas y flexibles en lo que se refiere a portación de armas. En Utah solo pueden vender cerveza con un 3.2% de alcohol en peso. Los cócteles no pueden exceder 1.5 onzas del licor principal y está prohibida la venta del barril.

Pero eso sí, en febrero de 2021, Spencer Cox firmó un proyecto de ley constitucional para permitir que las personas porten un arma de fuego en público sin un permiso. Un arma como la que portaba Tyler, cuya familia las coleccionaba. Sobran fotos del clan Robinson posando con sus rifles como si fueran a la guerra.  Ni modo mi Spencer: el que se lleva se aguanta. Querías pistolas libres, pistolas libres tienes.

Yo nunca he entendido porque a los protestantitos les da tanto miedo el pisto y les maman tanto las fuscas. En serio, yo sospecho que se erotizan con las pistolas (¿les servirán como consolador? Prefiero no imaginar lo que hacen con ellas).

Ayer leí a muchos santurrones y mojigatos condenando a priori a la izquierda y a las fuerzas progresistas, diciendo que sobre su conciencia pesaría este crimen por toda la eternidad. Trump se apresuró y dijo que exigiría pena de muerte para el asesino. ¿La seguirá exigiendo aún sabiendo que el asesino es uno de los suyos? ¿Pedirá patíbulo para un lindo blanquito hijo de militantes republicanos  amantes de las armas y temerosos de dios? Sospecho que no o al menos no con la misma intensidad. Us and Them. ¿Quién es más peligroso: ellos o nosotros? El chiste se cuneta solo.

Vaya shock. Pobre Charlie Kirk, pobre Spencer Cox, pobre Donald Trump: es muy duro comprobar que el problema eres tú, que el enemigo eres tú, que la basura eres tú. Es terrible darte cuenta que el infierno no son los otros, que la maldad no viene de fuera, que tus bad hombres hispanos, negros, anarquistas, homosexuales son alucinaciones de tu enferma cabeza y que la peste vive en tu disfuncional familia demenciada a la que le urge un psicoanálisis o una cirugía mayor en el alma o en el subconsciente para sacarse tanto pinche trauma de la cabeza.